¿Cómo contribuyo a que mi hijo se porte bien?

Cuando yo era más joven siempre escuchaba que la paternidad es una tarea difícil y que nadie nos enseña cómo ser buenos padres. Existen un sin número de teorías sobre cómo educar a los hijos para que se porten bien. 

Hay quienes piensan que el comportamiento de las personas es una cuestión predestinada por los genes, la herencia, por la fecha de nacimiento, la personalidad, o cómo están acomodadas las estrellas en el universo y, todas estas teorías pueden ser válidas,  finalmente ninguna de estas condiciones las podemos controlar, pero lo que sí podemos controlar es el ambiente en el que queremos que nuestro hijo crezca y se desarrolle.

Cada niño nace con su personalidad y seguramente esa personalidad es la indicada para la vida que enfrentarán, así que su personalidad solo podemos aceptarla, respetarla y apreciarla.  Hay niños con diferentes niveles de energía, algunos son tranquilos, otros más inquietos o activos y demandan un poco más de atención de los cuidadores, hay niños introvertidos o extrovertidos y es un hecho que cada individuo tiene sus propias características que lo hacen único y valioso. Es cierto que parte de cómo vamos a ser las personas ya viene incluida en la programación que se encuentra en el código genético de cada ser, sin embargo el factor del ambiente y la crianza pueden guiarnos para autorregularnos mejor.

Los alumnos de la edad preescolar están descubriendo el mundo, interpretando lo que sucede a su alrededor y dejándose guiar por el modelo que ofrecen las personas que los rodean. Este modelo inicial suele ser ofrecido por los primeros cuidadores, o sea, los padres o aquellas personas que toman el rol de cuidadores primarios para los pequeños. 

Recuerdo que en el bautizo de mi hijo el sacerdote comentó, que: “los niños no hacen lo que se les dice sino lo que ven”, es por esto que es fundamental que modelemos las acciones y las reacciones que queremos que nuestros hijos tengan al enfrentarse a diferentes situaciones en su vida. Te has preguntado ¿por qué tu hijo cuando no le das algo de inmediato se desespera, se enoja o muestra su frustración a través de un berrinche?. Si tu hijo tiene dos años no te preocupes está justo en la etapa en donde va a expresarse de esta manera, pero si es un poco más grande y sigue haciendo estos berrinches, entonces te invito a reflexionar cómo reaccionas tú o las personas a su alrededor cuando sienten frustración o enojo.

Para los pequeños preescolares es muy importante aprender a identificar sus emociones, si lo que sienten es enojo, tristeza, alegría, confusión, frustración, etc. Los adultos alrededor del niño pueden ayudarlos a identificar sus emociones cuando las verbalizan y les ponen nombre. Por ejemplo, si tu hijo se enoja porque no le compraste un objeto, algo que puedes hacer, una vez que esté más tranquilo, es decirle “entiendo que lloraste por qué te sentiste enojado, sé que te hubiera gustado tener ese objeto, qué te parece si hacemos una lista de lo que te gustaría recibir en tu cumpleaños o te parece que usemos el dinero de tu alcancía para comprarlo”. Apoyar a los niños a poner en palabras lo que están sintiendo, les va a permitir comprender su emoción e ir aprendiendo a expresarla a través de sus palabras. Algo fundamental cuando lidiamos con los berrinches de nuestros hijos es, primeramente, mantener una actitud neutral; debemos entender que los niños están aprendiendo y que es a través de estos ejercicios de formación en los que ellos van a ir aprendiendo a regular mejor su conducta, no debemos tomar estas conductas como algo personal que hacen para molestarnos. Por el contrario, debemos comprender que están aprendiendo y será a través una respuesta efectiva y nuestra actitud neutral que podemos transmitir el mensaje correcto, El cual es: desapruebo la conducta pero no te desapruebo a tí.

Pero, ¿cómo hacemos para mantener esa conducta neutral? la Doctora Becky Bailey, sugiere algo muy importante cuando lidiamos con un berrinche de los niños, la primera recomendación es: tomar una respiración profunda antes de involucrarnos, entender el proceso como aprendizaje y contener al niño de manera amorosa, esto implica dar un abrazo o direccionar la atención del niño hacia algo diferente para que no siga enganchado con el objeto del berrinche. El estado mental del padre o el adulto que interactúa con el niño que hace un berrinche es muy importante ya que si estamos inseguros, avergonzados, enojados o estresados lo único que vamos a hacer con ese berrinche es hacerlo más grande. El reto está en poder intervenir eficazmente y apoyar a que la situación que se presente sea una gran oportunidad de aprendizaje para ese pequeño o pequeña, un “ejercicio de formación”

Cada época ha ofrecido a los padres retos diferentes y es un hecho que en nuestra época de la información y la comunicación, el reto mayor es el hecho que los pequeños tengan acceso a Internet a través de los dispositivos móviles. Todos nos hemos visto en la necesidad como padres de mantener a nuestros hijos ocupados un ratito a través de compartirles nuestro celular o una tableta. Sin embargo, esta práctica puede ser contraproducente. Existen muchos contenidos en Internet que están al alcance de los niños y que van a ofrecerles mensajes confusos sobre cómo deben actuar. 

De acuerdo con los expertos en desarrollo infantil, los niños de preescolar no distinguen entre la realidad y la fantasía,  es por ello que pueden disfrutar enormemente la lectura de un cuento y visualizarla como si estuviera sucediendo alrededor de ellos. Es esta característica la que les permite creer en seres fantásticos que nos dan regalos, que traen dinero cuando se te cae un diente y de seres que tienen superpoderes. Es un hecho que los niños disfrutan mucho de estas experiencias fantásticas que creamos a su alrededor. Todo esto es muy importante en su desarrollo, ya que promueve el pensamiento creativo y los acerca a un mundo literario fantástico en el que se pueden desarrollar un sin número de habilidades cognitivas necesarias para la educación posterior. Sin embargo, también pone en riesgo a los niños al enfrentarse a ideas erróneas sobre la vida, como que pueden obtener vidas extras o recibir puntos por pegar, destruir, alterar el orden o matar. Recordemos que los niños están interpretando el mundo y obtener estos mensajes de la vida o lo que debe ser la vida, los puede llevar a sacar conclusiones equivocadas y por lo tanto actuar de manera incorrecta. 

Los padres tenemos la gran responsabilidad de monitorear y ver con nuestros hijos estos contenidos para decidir si es conveniente que accedan a ellos o si mejor conviene esperar a que tengan mayor edad. Cuando enfrentamos a nuestros hijos a tener como modelo de actuar a estos personajes fantásticos de los juegos de video o de las películas de superhéroes o de aquellas series de televisión, ellos van interpretando ese mundo y pensando que es la forma en la que se espera que ellos actúen. Algunos de ustedes con razón me dirán: “pero si sabemos que es un videojuego,  que no es verdad” pero recuerda que tu hijo todavía no desarrolla la habilidad de diferenciar entre la realidad y la fantasía, es por ello que debemos tomar en serio la clasificación de los programas de televisión y los videojuegos, antes de enfrentar a nuestros hijos a dichas experiencias. Es aún más difícil para los padres que tienen hijos de diferentes edades, ya que el pequeño siempre querrá hacer lo mismo que su hermano mayor. En este caso la recomendación es que seas firme y que le expliques a tu pequeño que él o ella tienen opciones para jugar juegos de su edad. 

Hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre lo importante que es la crianza y el ambiente que generamos para nuestros hijos sobre todo para que ellos aprendan a regular su conducta. Un ambiente que ofrece certeza, rutina y estructura, ayudará a que los hijos reciban un modelo más claro en su interpretación del mundo y lo que se espera de ellos. De acuerdo a los expertos, las personas determinamos nuestra personalidad entre los cero y los ocho años de edad, de ahí que es muy importante el ambiente que podemos generar para que el niño o niña se desarrolle de manera óptima tanto en los aspectos físicos como emocionales y sociales. Para un desarrollo sano, los niños necesitan enfrentarse a desafíos propios de su edad que les permitan resolver problemas básicos desde cómo alcanzar un juguete cuando son más pequeños, sacar un objeto específico de un cajón o tomar decisiones sobre cómo responder ante el enojo o la frustración. 

¿Recuerdas la frase común que dicen las abuelitas sobre que los niños son como esponjitas?, pues tienen razón. Cuando los niños son pequeños todos los sentidos están en uso e interpretando el mundo; aprenden de lo que oyen, aprenden de lo que ven y aprenden haciendo. De acuerdo a Piaget, es en la interacción con el objeto que los niños construyen su conocimiento, entendiendo este objeto como cualquier cosa incluso cualquier persona. Cada vez que tú celebras un comportamiento de tu hijo  refuerzas dicha conducta, por lo tanto el mensaje detrás de la acción, es que esperas que tu hijo lo siga haciendo. Hay conductas que son divertidas cuando ellos son pequeños pero conforme van creciendo, ya no son aceptables. El reto está en encontrar el equilibrio perfecto para disfrutar cada etapa de crecimiento de tu hijo, teniendo presente las oportunidades de formación y educación que permitirán que tu hijo o hija tenga una conducta adecuada para el resto de su vida. 

Pensemos en una situación hipotética en la que hay un bebé de seis meses molesto porque mamá no le da un objeto, entonces el bebé le pega un manazo a su mamá. En este escenario es muy probable que sea divertido que un pequeñito haga algo como eso, sin embargo si celebramos estas conductas a esa edad, lo que le estamos informando al niño es que esto está permitido, es más, es divertido. Otro escenario de un niño de dos años y medio en el que mamá lo corrige porque tira un objeto y el pequeño molesto le dice a su mamá que la va a acusar con papá por portarse mal. Cualquier persona que lo vea, lo consideraría divertido, es más hacen vídeos de de ello, sin embargo en el caso de que ese niño de dos años y medio crezca y tenga unos 10 años y manifieste la misma conducta, ya no sería aceptable y cualquier papá en su sano juicio se molestaría por esa actitud. Entonces, ¿por qué permitir estas conductas cuando son pequeños y esperar que lo cambien cuando sean más grandes?. Tampoco se trata de castigar estas conductas cuando los niños son pequeños, por el contrario, se trata de modelar y de explicarles porque es algo que no deberían de hacer. En el caso del primer escenario donde el niño dió un manazo a su mamá, mamá le puede reforzar diciendo: “no mi amor,  a mamá no se le pega, recuerda que no pegamos, usamos nuestras palabras. Entiendo que estés enojado, pero no se pega”. Al aprovechar esta oportunidad para que el niño aprenda lo correcto estamos enfocados en la formación y la educación, no solo para el momento, sino para el futuro.

Finalmente, quiero dejarlos con algunas recomendaciones para ayudar a que sus hijos tengan un ambiente estructurado y de certeza que promueva su autorregulación:

  1. Permite que tu hijo realice aquello que puede hacer por sí mismo, esto le dará seguridad.
  2. Celebra las conductas positivas de tu hijo que le servirán en el futuro.
  3. Ofrécele a tus hijos una rutina estable de manera que sus horarios de alimentación, juego y en especial de dormir se respeten.
  4. Date tiempo para jugar con tu pequeño y utiliza el juego y la lectura para modelar conductas aceptables.
  5. Supervisa lo que tu hijo ve en los medios para que puedas guiarlo a entender y diferenciar entre la realidad y la fantasía. Haz caso de la clasificación.
  6. Limita el tiempo que usan los dispositivos móviles. Programa los candados en las aplicaciones  para que tus hijos no accedan a información inadecuada para su edad.
  7. Hazle saber con claridad las conductas aceptables de las que no lo son.
  8. Todo el tiempo que inviertas para convivir con tu hijo en la primera infancia dará frutos más adelante. Así que pasa tiempo con él y diviértanse juntos.
  9. Ten presente que eres un modelo de manejo de emociones para tu pequeño o pequeña, verbaliza lo que sientes y sé consciente de que tus acciones son un ejemplo a seguir para tus hijos. 
  10. Recuerda que estás formando y educando a tu hijo todos los días y en todo momento, así que aprovecha las oportunidades para reforzar el actuar que esperas de tu hijo. 

Me gusta pensar que todos los padres hacemos lo que creemos mejor para nuestros hijos, así que confía en tu instinto y apóyalo a que crezca siendo una persona feliz y un buen ciudadano del mundo. 

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